Tras setenta años de exilio, Antonio sigue teniendo, en su domicilio de México D.F., presente cada recuerdo de su Santander natal y colaborando con cualquiera que se acerque a su casa para interesarse por cuestiones de los exiliados.
Y todo ello sin haber perdido el dominio del dibujo y de los colores que aprendió en las clases del Ateneo Popular y le ha llevado a colgar su obra en sitios como el Museo Iconográfico del Quijote, en Guanajuato.
Y todo ello sin haber perdido el dominio del dibujo y de los colores que aprendió en las clases del Ateneo Popular y le ha llevado a colgar su obra en sitios como el Museo Iconográfico del Quijote, en Guanajuato.
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