sábado, 17 de julio de 2021

APOLO BARRIO GANCEDO


En el mes de abril de 1929 la Sección de Literatura del Ateneo Popular de Santander convocó un concurso literario con seis modalidades, pero el mejor trabajo de todas ellas tuvo un premio de cien pesetas. El premio fue ganado por Apolo Barrio Gancedo con el poema titulado Visión.

Durante años intenté seguir algún rastro suyo, pero no había forma, después de la Guerra Civil no encontraba nada. Sin embargo, el destino no quería que el libro con la historia del Ateneo Popular se publicara sin más datos del joven poeta al que todo el mundo alababa, y una mañana recibí la llamada de su hijo Guillermo, interesado él, a su vez, en saber cosas del Ateneo Popular. A ese primer contacto siguieron otros y una visita a su domicilio. El resultado es que tanto con Guillermo como con su hermana Amaya hemos contactado algunos investigadores y la vida de Apolo Barrio Gancedo, poco a poco va saliendo a la luz.

De momento ya aparece en el libro del Ateneo Popular y en el trabajo de José Manuel Puente, El Guardián de la Revolución. Historia del Partido Comunista en Cantabria (1921-1937).

Apolo Barrio Gancedo (Santander, 13/6/1907-31/3/1961)

Desde muy joven trabajó en los juzgados, en los que llegaría a ser Secretario Habilitado. Políticamente seguidor y con cargos en las filas juveniles del Partido Republicano Radical, de Alejandro Lerroux, a partir de la llegada de la II República, comenzó a simpatizar con el Partido Comunista, quizá influenciado por su entorno profesional y su amigo, el abogado Luis Escobio Andraca, hermano del Secretario General del PC en Cantabria, Ángel. Acabó afiliándose en abril de 1937. Combatió en el frente, alcanzando, según Miguel Ángel Solla en Días de fuego y sangre. La batalla de Santander, el grado de capitán ayudante y segundo jefe del Primer Batallón del Regimiento Lenin, como se puede ver en el cuadro que adjunto, procedente de su libro.

A la caída de Santander marchó a Asturias y luego a Francia para regresar a España por Cataluña. Se incorporó al puesto de juez, cuyas oposiciones había aprobado unos años antes tras estudiar leyes, en la localidad de Elche. A la caída de Alicante embarca en el Stanbrook, con destino a Orán. Adjunto un enlace sobre este viaje y su réplica setenta y cinco años después: https://guerinc.wordpress.com/

En España quedaban su mujer, Raquel Mira Marañón, y su hijo Guillermo Yankel. En 1947 ella logra recuperar la ciudadanía argentina, país en el que había nacido, y comienza un largo peregrinaje por oficinas de la burocracia franquista para poder salir de España tras asegurar que no sabe nada de su marido desde 1939. Al año siguiente se marcha a Orán para reunirse con su marido, dejando a su hijo de 15 años en Santander con la familia. En Orán nacerá en 1950 su hija Amaya, como la hija de La Pasionaria. Madre e hija regresan a España en 1955 y en mayo de 1957 lo hace Apolo, que se reúne con su hijo después de 18 años sin verse. No le fueron reconocidos sus derechos como funcionario judicial y tuvo que incorporarse a la empresa de la familia Mira, una empresa de la que los santanderinos de mi generación guardamos un dulce recuerdo, La Raquel, en la que se fabricaban los famosos caramelos, pero también grageas, bombones, "pastillas de café y leche" y, cuando llegaba la Navidad, turrones.

Para saber más de esta familia adjunto enlace con un artículo de José Ramón Sáiz Viadero: https://eldiariocantabria.publico.es/opinion/jose-ramon-saiz-viadero/memoria-evanescente-ix-barrio-mira-retrato-familia-obligada-exilio/20200628130306078211.html.

Apolo no pudo disfrutat mucho tiempo la vida en familia, ya que falleció cuatro años después de su regreso.

APOLO BARRIO Y RAQUEL MIRA

miércoles, 5 de agosto de 2020

RECUERDO DE ANTONIO MEDIAVILLA VELO

Bruno Alonso y Antonio Mediavilla
en Ciudad de México, el 21 de marzo de 1962

 

El pasado día 30 de junio ha fallecido en Ciudad de México el santanderino Antonio Mediavilla Velo, probablemente el más longevo de los cántabros que se armaron en defensa de la República el día 18 de julio de 1936. Contaba entonces 17 años —había nacido el 8 de diciembre de 1918—y militaba en la organización juvenil Pioneros Rojos, así que no lo dudó un instante. Lo cuenta en sus memorias: «Mariano Juez me encomendó que fuera a incautar Radio Santander. En ese momento comprendí que se me encargaba la tarea más importante de mi vida, que estaba a punto de hacer algo que podía ser decisivo para la que se avecinaba. Y solo, sin medir la situación, salí para la calle del Puente y apretando la pistola en mi bolsillo entré en los locales de Radio Santander dispuesto a cumplir la misión encomendada». La orden de Juez resultó premonitoria ya que desde ese momento estuvo siempre relacionado con las trasmisiones durante la guerra. Vivió en primera persona las batallas más decisivas y ya en la retirada, en la provincia de Tarragona, fue herido y evacuado en ambulancia a Francia, por Figueres hasta Le Perthus, donde comenzó su exilio.

Tras más de un año en tierras de Francia, el 16 de mayo de 1940 llegó a la República Dominicana, en la que, como la mayor parte de los republicanos españoles que allí llegaron, solo fue una escala de su exilio. Escala que concluiría cuatro años después al desembarcar el 13 de julio de 1944 en el muelle El Malecón, de Veracruz. Comenzó entonces la realización de un sueño de la infancia, emigrar algún día al país azteca, y al fin estaba en la tierra soñada.

Ha vivido setenta y seis años en un país que lo acogió con los brazos abierto, como hizo con todos los republicanos españoles que llegaron a sus costas. Un periodo de tiempo en el que vivió el crecimiento de la capital, dejando la huella de su trabajo en el desarrollo de aquella ciudad que, a día de hoy tiene una población estimada en cerca de veintidós millones de personas, casi la misma que tenía todo el país cuando llegó a él Antonio.

Sin embargo, a pesar de todo lo que le ha tocado vivir, ni el tiempo ni la distancia le impidieron recordar sus raíces y convertirse en testigo y, en cierto modo, notario de la memoria de un Santander ya desaparecido. Durante décadas estuvo a disposición de cuantos investigadores de la historia acudieron a él. En mi caso fue el maestro impresor Gonzalo Bedia, amigo suyo desde la infancia, quien me facilitó su contacto, un Antonio en el que descubrí una inmensa cantidad de recuerdos de aquellos primeros 17 años de su vida. Sin su colaboración no habría sido posible reconstruir la historia del Ateneo Popular de Santander ni recuperar su boletín, Cultura, cuya colección completa compartía con Gonzalo, y que gracias a la complicidad de las hijas de este último fue digitalizado, se hizo una edición facsímil y el original quedó depositado en la Biblioteca Nacional de España. Un Ateneo Popular en el que compartió estudios, entre otros, con José Hierro, Joaquín Bedia o Eulalio Ferrer, y fue uno de los creadores del boletín Cultura, ants citado, que fu creado por el Grupo Infantil Esperantista.

En 2005 estuvo en Santander por última vez. Una de las visitas que hicimos fue al Centro de Estudio Montañeses, que ocupa el último piso del edificio que hoy ocupa el Ateneo de Santander, pero que fue construido por el Ateneo Popular. La sede del CEM es el mismo espacio donde vivió su familia mientras él estaba en el frente. Allí nos esperaba el presidente, Leandro Valle. El encuentro entre ambos fue muy cordial, pero resultó especialmente simpático cuando, hablando, hablando, llegaron a su infancia —había menos de un año de diferencia entre ellos—, se dieron cuenta de que antes de su enfrentamiento en la Guerra Civil ya se habían encontrado en diferentes bandos durante las peleas de chavales entre barrios próximos.

El día 7 se han cumplido seis años desde que nos dejó Leandro y ahora, a nueve mil kilómetros de distancia, se ha ido Antonio poco a poco, con la discreción de quien vivió momentos históricos que supo retener y, de una manera muy personal, volcar en sus memorias Estamos de paso, que algún día deberían ser editadas.

 

lunes, 6 de julio de 2020

HA FALLECIDO ANTONIO MEDIAVILLA VELO


Esquela publicada en Reforma

El pasado día 30 de junio falleció en Ciudad de México mi amigo Antonio Mediavilla Velo, la persona que mantuvo viva la memoria del Ateneo Popular de Santander. Descanse en paz.


jueves, 28 de mayo de 2020

El Ateneo Obrero de Santander y otras asociaciones culturales


Cuatro años y medios después de la fundación del Ateneo Popular de Santander, un grupo de trabajadores, alguno de los cuales era socio del Ateneo Popular, iniciaron contactos con compañeros proletarios con el fin de fundar un ateneo que se diferenciara del Popular por su condición de estar hecho por y para los trabajadores. Con un afán cultual y educativo, pero con especial atención a la formación del obrero como tal, cultivando en él la conciencia de clase. Tenía su sede en la calle Primero de mayo, en el local del Centro Obrero, sede de los sindicatos anarquistas, pero en su seno se admitían a todos los trabajadores, sin mirar cuál ra su militancia. 

Su puesta en marcha efectiva no tuvo lugar hasta las primeras semanas de 1930 y la inauguración oficial la víspera del 1 de mayo.
 

Hubo otros ateneos durante los últimos años de la monarquía y la república, a los que hasta ahora no se ha mencionado, que se extendieron por toda la provincia de Santander: Torrelavega, Laredo, Reinosa, Maliano, Astillero, Cabezón de la Sal...
 

También se fueron creando bibliotecas populares siguiendo el modelo de la de Torrelavega. Y otras sociedades culturales de ámbito popular.
 

Espero recoger suficiente información para dar a conocer algunas semblanzas de estos colectivos que eran doblemente populares, porque eran para el pueblo y porque tenían mucha popularidad.

domingo, 31 de julio de 2016

Traspaso a facebook

Desde hace meses el contenido de esta bitácora se está traspasando a la cuenta de facebook con el mismo nombre.
De manera irregular se van traspasando entradas antiguas y del mismo modo se abren otras nuevas.
Ruego disculpen las molestias y les invito a visitar el nuevo espacio digital dedicado al Ateneo Popular de Santander:
https://www.facebook.com/Ateneo-Popular-de-Santander-185331859885/

lunes, 18 de noviembre de 2013

Concurso de Taquigrafía

  A mediados de noviembre de 1933, la Sección Taquigráfica convocó un concurso de velocidad entre socios del Ateneo que tuvieran una velocidad mínima y no fueran profesionales de la taquigrafía. La particularidad de este concurso es la dotación de premios que tenía. Dos radiorreceptores de galena. Lo que hoy llamaríamos nuevas tecnologías, ya que en aquellos momentos todavía no hacía diez años que había llegado este nuevo medio de comunicación a España, y en Cantabria se estaban realizando las primeras emisiones de Radio Santander. Resultaron ganadores dos de los miembros más activos de la sección: Ramón San Juan y José Cortés.

lunes, 11 de noviembre de 2013

Cipriano González López


El pasado 24 de septiembre llegó un comentario a la entrada "Homenaje a Cipriano González y Vicente Pis", de 1 de febrero de 2011, en el que el anónimo autor decía:
 
Buenas tardes:
He leído la breve reseña biográfica sobre Cipriano González en el Diccionario del Socialismo Español, y ahora leo el error detectado por usted/es. Me parece que, si el Diccionario contiene tamaño error, bien podría haber otros, como consecuencia de una deficiente crítica documental a la hora de elaborar las biografías.
Transcribo de las memorias de Cipriano (h): "Nace mi hija María del Carmen, mi primogénita, a quien mi padre tuvo la humorada de inscribirla como socia en el Ateneo Popular de Santander de cuya biblioteca era el encargado. Así pues esta criaturita pasó a ser automáticamente la ateneísta más joven del mundo".


No he vuelto a tener más noticias del comentarista, pero me parece muy interesante que existan unas memorias del último alcalde republicano de Santander y que alguien las tenga y supongo que las estará trabajando.
Salvando los errores que se contienen en la reseña del Diccionario Biográfico de la Fundación Pablo Iglesias, arrastrados del de Parlamentarios de Cantabria (1902-2002), lo que no aparece es el comentario de éste último de que no es obrero, otro error de interpretación de las fuentes.
Su padre, el que sí fue directivo y bibliotecario del Ateneo Popular de Santander, era obrero metalúrgico, probablemente la "errata" venga de que se le indica como profesión "comercio", lo que no tiene que significar que sea propietario, en este caso, se trata de un empleo y, además, sindicalista, con cargos en la Federación Obrera Montañesa (UGT) y concejal del Ayuntamiento de Santander desde las elecciones de 1931.
Ingresó en la logia "Augusto G. de Linares nº 9" el 15 de noviembre de 1931, a la que pertenecían, entre otros, sus amigos: Laureano Miranda (político y directivo del Ateneo Popular), Ricardo Bernardo (pintor fallecido en el exilio) o Feliciano (Manuel) Leiza (compañero en el sindicato y en el Consejo Interprovincial de Santander, Palencia y Burgos, del Frente Popular).

martes, 28 de mayo de 2013

Edición facsímil de CULTURA

Después de años con la única colección conocida de la revista CULTURA guardada por Antonio MediavillavVelo en México. Después de manifestar en el II Congreso del Exilio Republicano en Cantabria mis dudas sobre el destino que esperaba a dicha colección. Después de entregar a la Hemeroteca digital de la Biblioteca Nacional una copia digital de la misma en julio de 2012. Después de entregar la colección a la Biblioteca Nacional en el pasado mes de diciembre. Ayer he recogido en Bedia Artes Gráficas los 50 ejemplares de que consta la edición facsímil de la misma, elaborada con el esmero que caracteriza a los trabajos salidos de este equipo de profesionales.
La presentación la misma presentaba un problema difícil de resolver, la diferencia de formatos que tuvo a lo largo del año de existencia. El mismo problema lo tuvo la edición facsímil de Las Españas. Revista literaria, que se editó en México entre octubre de 1946 y julio de 1956, pero la edición corrió a cargo de la Fundación Pablo Iglesias y la Fundación Jaime Vera, así que lo solucionaron editando dos tomos distintos, correspondientes a cada formato.
Para la edición de CULTURA se ha optado por la presentación de un sobre que contiene todos los números y un cuadernillo con una introducción y la reproducción del artículo "Una escuela de periodistas que no es la de El Debate" que les dedicó Matilde Zapata en septiembre de 1935 en el diario La Región, así como un índice de contenidos de CULTURA, del que carece la edición original.
Por la entrega de los cuatro ejemplares reglamentarios para el Depósito Legal, se podrán encontrar dos en la Biblioteca Central de Cantabria y otros dos en la Biblioteca Nacional. Ayer mismo le fueron entregados otros dos ejemplares a la Biblioteca Municipal de Santander, en la persona de su director, D. Pablo Susinos Rada.




lunes, 11 de marzo de 2013

La Biblioteca del Ateneo Popular


La Biblioteca que desde el primer momento formó el Ateneo Popular de Santander fue la "niña bonita" del mismo. No sólo se trataba de un servicio a los socios, era, la seña de identidad del Ateneo, más que las excursiones, las clases o las conferencias, la creación de una biblioteca que pudiera, no sólo dar respuesta a las demandas de los socios, sino ofrecer la posibilidad de servir las necesidades que pudieran surgir en su proceso de formación a los alumnos de las clases.

Tenía una característica esta biblioteca, a pesar de que ya funcionaba entonces y no lo hacía nada mal, la Biblioteca Municipal, quizá en aquellos años todavía demasiado ensimismada, elitista y de entretenimiento. Los fondos de la Biblioteca de nuestro Ateneo no tenía nada que ver con las dos privadas más importantes  del momento, la del Ateneo de Santander y la del Círculo de Recreo, dedicadas fundamentalmente al entretenimiento y la información diaria.
Recientemente se ha catalogado la del Club de Regatas y se han descubierto unos fondos que no se sospechaban. Es posible que estuviera, en su momento, a la altura de las dos anteriores, pero hoy, dada la distinta suerte que han tenido aquellas se puede decir que, en el ámbito privado será la segunda, detrás de la del Ateneo de Santander.
Volviendo a la del Ateneo Popular, hay que destacar que en ella los fondos que llegó a tener y que en 1937 alimentaron las llamas de una pira formada en la calle Pedrueca, víctima de la "inteligencia" de las fuerzas rebeldes, no fueron nunca comparadas con ayudas de instituciones, sino donadas por particulares o entidades, y compradas directamente por el Ateneo.
La suscripción a la Enciclopedia Espasa (comentada en la entrada del 15 de marzo de 2.010) marca la diferencia con las demás. Supuso un coste fijo todos los meses, pero un coste que la Directiva consideró justificado, concepto que los actuales gestores de la "cosa pública", enemigos naturales de instituciones como el Ateneo Popular de Santander, no entienden.

lunes, 4 de marzo de 2013

Medios digitales


Además de las múltiples ventajas sociales que ofrece la red de redes, el mundo de internet ha revolucionado las formas de acceder a la información que se conserva desde hace años o siglos en diferentes puntos del planeta.
La posibilidad de consultar publicaciones o documentos de archivos distantes cientos o miles de kilómetros de nuestro lugar de residencia habitual. El contacto entre personas interesadas en los mismos temas, pero que no se conocen personalmente y, posiblemente, no lo hagan nunca. En definitiva, la globalización (en este caso enormemente positiva) del acceso a la información ha facilitado el trabajo de profesionales de diferentes oficios y la posibilidad de desarrollar sus intereses a aficionados a las más diversas cuestiones.
Entre las opciones que nos ofrecen las instituciones españolas están dos especialmente interesantes:
Los catálogos de la Biblioteca Nacional de España, entre los que se encuentran la BIBLIOTECA DIGITAL HISPÁNICA, la HEMEROTECA DIGITAL HISPÁNICA, la BIBLIOTECA DIGITAL DEL PATRIMONIO IBEROAMERICANO o los ARCHIVOS PERSONALES Y DE ENTIDADES.
Por su parte el Ministerio de Cultura nos ofrece el PORTAL DE ARCHIVOS ESPAÑOLES (PARES), desde el que se puede consultar la ubicación de miles de documentos y la reproducción fotográfica de muchos de ellos.
Pues bien, en Cantabria, andamos más escasos. Sí es cierto que la mayoría de los archivos y bibliotecas públicos nos ofrecen la posibilidad de consultar sus catálogos (aunque en alguna ocasión de manera restringida y cicatera), pero se pueden contar con los dedos de una mano los que permiten acceder al contenido de los documentos.